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El Turismo


El Turismo, un caso particular en Medios Sociales

1.            Introducción y Contexto   

El sector turístico es muy peculiar, pues tiene unas características propias muy definidas, al igual que las del viajero como consumidor, pues es muy diferente al perfil del público objetivo de otros campos. Peculiaridades que también se aplican a la comunicación que realizan las empresas que lo componen.

Además a partir de los años 90, con la implantación de Internet, tuvo lugar una gran revolución –provocada precisamente por el cambio tecnológico-, comparable, en cierto modo, a la de los sectores musical y cinematográfico.

Por otro lado, para entender bien el fenómeno, cabe contextualizar que el ciclo del viaje está compuesto por varias etapas diferentes: inspiración, planificación, comparación, reserva, viaje y los recuerdos que se comparten.

Hasta no hace muchos años, el viajero, tras recibir una inspiración, decidía hacer un viaje, que empezaba a planificar poco a poco. Para ello, buscaba información en guías de viaje impresas, artículos de periódicos y otras publicaciones físicas especializadas, y también acudía a varias agencias de viajes distintas, donde continuaba informándose. Una vez que recibía asesoramiento profesional y varias ofertas, las comparaba y tomaba una decisión. Entonces se producía la reserva y poco después el viaje. Los viajeros disfrutaban de unos días de descanso y, a su vuelta, una vez reveladas las fotos, hacían una reunión con sus amigos para contarles toda la experiencia, mientras les mostraban las instantáneas y, en el mejor de los casos, incluso algún vídeo analógico.

Hoy en día, y aunque parezca de perogrullo, el proceso sigue siendo muy parecido, pero han cambiado, tanto la forma de vivirlo, como los tiempos en los que se lleva a cabo. En la actualidad, nos documentamos a través de Internet, donde podemos consultar infinidad de fuentes y comparar precios en el acto. En un clic tenemos gran variedad de información, muchísima más que antes. Además, podemos consultar al experto en línea, también en tiempo real. Aunque, sinceramente, los verdaderos expertos son otros viajeros que ya han vivido la experiencia, pues los viajeros consideran a otros viajeros como fuentes más fiables para documentarse. La reserva o, directamente, la compra, también la hacemos a través de la Red. Y los comentarios, fotografías, vídeos, etc., los realizamos y compartimos también en el acto. No obstante, a posteriori igualmente solemos quedar en un salón de una casa o a tomar unas cañas en un bar, para contar de forma personal la experiencia, pero, por norma general, esos amigos ya han visto, previamente, los recuerdos publicados en Internet. Además, debido al aumento de Medios Sociales y de distintas herramientas digitales, cada vez compartimos más información de nuestros viajes en tiempo real.

Y una vez dicho esto, para ser precisos, hay que matizar que cuando Internet irrumpió en el ciclo del viaje no lo hizo en la fase inicial de inspiración, sino en la de reserva y en la de comparación. Y un poco después, con la aparición de los primeros foros y blogs, comenzó a la “socialización”.

En este sentido, cabe indicar que, como en otros sectores, con la llegada de Internet, los medios de comunicación especializados empezaron a volcar sus artículos a la web y, paulatinamente, comenzaron a permitir comentar los mismos a los usuarios. Después, fueron apareciendo nuevos espacios especializados que escribían sobre viajes, a los que se unieron, primero, los blogs, y, posteriormente, las redes sociales, generalistas y temáticas.



Por todo ello, está claro que Internet ha variado el proceso del viaje y que el protagonista del mismo, el viajero, también ha evolucionado. De hecho, el nuevo viajero ha surgido de esta revolución tecnológica, unida a un cambio generacional que ha conllevado nuevos valores y hábitos de consumo. Y, como también ha ocurrido en otras áreas, el consumidor se ha transformado en un “crossumer”, es decir, en “un consumidor que cruza las fronteras que separaban al productor de los artículos o servicios, de los clientes que los consumen, y también las del emisor y el receptor”, según afirman Felipe Romero y Victor Gil, que acuñaron este neologismo en su libro homónimo, que trataba de definir a este nuevo tipo de consumidor.

Por lo tanto, el consumidor de hoy salta las barreras y adopta roles que antes no le correspondían, aunque no sería tanto un nuevo tipo de consumidor, como, más bien, un intento de caracterización del que emerge de la mediación de las nuevas tecnologías, en la relación de aquél con las marcas. Igualmente, el nuevo consumidor, no solo es un “crossumer”, sino que también es un “prosumidor” –termino definido por Alvin Toffler- de contenidos, ya que -de forma muy relacionada con el anterior concepto- el viajero también es un consumidor y productor, al mismo tiempo. Y todo ello, con las características propias del nuevo viajero, cómo ya comentábamos.